Antes de que se ofendan los italianos y los amantes de la salsa bechamel, tengo que explicarles: no quiero decir que esto sea lo mismo. Obviamente nada reemplaza una bechamel en todo su esplendor; pero yo soy de la opinión de que esa salsa es para de vez en cuando. Creo que una salsa blanca SIN HARINA es una mejor alternativa para preparar con más frecuencia, y además, es muchísimo más fácil de hacer.

Ustedes saben que amo las pastas con todo mi corazón y que no soy particularmente cuidadosa con su consumo, pero sumarle harina ya me parece el colmo jaja. Por eso mi receta de Lasagna | Lasaña | Pasticho tiene este GRAN TRUCO para evitarlo y quienes la han probado no sólo aman su sabor, sino el hecho de ahorrarse esa cocinada adicional.

Esta receta de Salsa Blanca es la base que utilizo para muchísimas pastas, aquí les dejo algunas alternativas:

Una de las mayores ventajas que tiene esta salsa es lo fácil que es de preparar: no toma más tiempo del que necesita la pasta para hacerse, lo cual es DEMASIADO conveniente porque no necesitas coordinar los tiempos ni empezar a prepararla con anticipación. Literalmente en 10 minutos puedes tener un delicioso plato de pasta servido.

Ingredientes de la Salsa Blanca

Mantequilla: Yo uso mantequilla con sal y no le agrego nada más a la salsa. Recuerda que el parmesano es salado.
Crema de leche: Puedes usar la que prefieras, la entera tiene un poco más de “cremosidad” -obvio, pero no es tema porque el queso nos va a espesar la salsa.
Parmesano: Esta es la estrella de la salsa, es importante que sea un buen parmesano para que cumpla la función de espesar y no se aglomere en un bloque -cosa que sucede con quesos de menor calidad, que tienen una consistencia un poco plástica. El queso es lo que nos hará la salsa cremosa y además sabrosa.
Pimienta: Ojalá recién molida, para máximo sabor. Hay muchos chefs que recomiendan pimientas blancas para las salsas claras, yo sin embargo soy partidaria de que se vea, me gusta que si hay pimienta se note.

Ingredientes opcionales

Nuez Moscada: Recién molida. Esto nos va a dar la impresión de que estamos ante una verdadera bechamel.
Ajo molido: directamente sobre la mezcla de mantequilla y crema, antes de sumar el parmesano. No es necesario que cocines el ajo en la mantequilla, la idea es crear una infusión y que quede más aromática. Este paso es muy rico cuando hacemos una pasta más bien simple. Yo uso 1/4 de cucharadita de ajo molido, no más que eso.
Tocino: lo puedes preparar en la misma sartén antes de empezar la salsa, o al horno o si tienes Airfryer unos 5 minutos a 350ºF. Le queda increíble.
Aquí te dejo el Airfryer que yo tengo.
Perejil: le sumas un manojo picadito antes de incorporar la pasta, así no se marchita. Aporta bastante aroma y frescura, es uno de mis favoritos.
Limón: jugo o ralladura, si quieres hacer una pasta marítima o muy fresca. Es importante que revuelvas bien para que no se corte.

Cuidados al prepararla

Aunque es bastante sencilla, yo te recomiendo que tengas cuidado con dos cosas:

No quemar la mantequilla: sólo debe derretirse, no cocinarse.
Mantener el fuego bajo: aquí la idea es calentar, no cocinar nada. Son ingredientes delicados que sólo necesitamos que se integren. Si ves que la crema rompe a hervir, quita la sartén del fuego para disminuir la temperatura y revuelve bien para evitar que se queme.
Revolver bien: para que quede una crema homogénea. El agua de la pasta ayuda un poquito a emulsionar y crear una salsa deliciosa, pero antes de esto asegúrate de que la mantequilla y la crema no estén separadas.